Capilla de san miguel
El único vestigio que nos queda del primitivo monasterio de San Salvador de Celanova es la capilla de San Miguel.
Cuando nace Celanova en el siglo X dentro de un momento de compleja historia artísticamente cabe destacar la llegada desde el sur de mozárabes, es decir, aquellos cristianos que vivían sometidos políticamente al islam y que una vez que avanza la reconquista, encontrando dificultades para vivir en esa situación, se trasladan a los reinos cristianos, trayendo con ellos su particular estilo constructivo llamado mozárabe o arte de la repoblación.
A Galicia llega escasa cantidad de mozárabes, pero sí que se puede apreciar el establecimiento de algunos talleres con pautas y lenguaje constructivo del sur, destacando la Capilla u Oratorio de San Miguel de Celanova.
Se desconoce cuál es la fecha exacta de fundación de esta obra mozárabe ya que ni en la inscripción ni en ningún documento aparece reflejada.
Atendiendo a la inscripción del dintel de la puerta de acceso al oratorio, se puede dar por supuesto que la capilla fue obra de Froila, por ejemplo, en la inscripción se puede leer tu indigno siervo, algo a lo que solía hacer mención uno mismo y no terceras personas.
Otro signo que puede llevar a confusión es la palabra memorias de la inscripción, pero en diversos documentos conservados de la época aparece esta palabra eludiendo a gente viva no necesariamente muerta.
No está claro cuál era el fin de esta capilla, según algunos autores, se trata de una capilla cementerial, para otros una funeraria, una capilla devocional o memorial que fue acumulando otros usos, un oratorio abacial de san Rosendo, una capilla para monjes huéspedes o novicial (por encontrarse en la llamada huerta del novicio).
Posiblemente fue creada por Froila con el fin de ser una capilla u oratorio devocional que fue cambiando de función con el paso del tiempo. En su entorno se puede apreciar un cementerio, probablemente de monjes que habitaron el propio monasterio, e incluso en algunos escritos se mencionan enterramientos dentro de la propia capilla.
Tiene tres espacios articulados, en un área no superior a los 22 m2 de planta por 6 metros de altura máxima.
Descripción Interior
La puerta de acceso en el lado sur coloca al espectador ante un muro que obstaculiza la visualización del ábside. El primer espacio, a manera de nartex, posee abovedado en forma de herradura que arranca de una imposta sencilla que se prolonga también por los pies.
El cuerpo central, de sección cuadrangular está más elevado que el resto del edificio y esboza una especie de lucernario que otorga al interior una imagen simbólica del cosmos, culmina en una bóveda iluminada que es la concreción de la orden cósmica. Se trata de una bóveda de aristas que recuerdan a la de Santa Comba de Bande. La bóveda se levanta sobre arcos formeros. Estos cuatro arcos del cimborrio asientan el peso de la bóveda sobre cuatro modillones de roleos. Cuenta con ventanas en cada uno de los lados. El ábside queda protegido por una cúpula de cascos cóncavos que arranca sin intermediarios del propio muro, consiguiendo satisfactoriamente el paso del cuadrado al octógono. Se trata de un centro litúrgico orientado hacia el este, hacia la región de la luz, entendiendo a Dios como la verdadera luz del universo, orientación muy respetaba en las necrópolis a final del alto medievo.
El arco entre la nave y el crucero es doble para aligerar la masa del intradós. El interior ha sido enlucido, imitándose con color los sillares, actuación que probablemente no es original. El suelo es a base de losetas de cerámica roja en la nave y cerámica vidriada con decoración floral en el ábside.
En definitiva, se trata de tres espacios diferentes por su altura, tipo de abovedamiento, forma de planificar la luz, planimetría y sonoridad. El arquitecto resuelve el encuentro entre los distintos espacios por medio de arcos de herradura descentrada y de fuerte inflexión cóncava. Se trata de dos arcos con una cara oculta que aligera el efecto de masa gracias a una duplicidad de arquivoltas. Se utiliza ladrillos y cal en el derrame interior de las ventanas saeteras, las bóvedas, parte de los muros interiores, y exteriormente, en los espacios intersticiales que cubren la superficie entre los modillones exteriores que sujetan el alero del edificio.
Hay autores que defienden que se aprecia un progresivo empobrecimiento de los materiales, otros defienden una depauperación de los materiales.
El altar primitivo sería móvil y de madera, y fijo y de piedra o mármol a partir del siglo XII, situado en el pequeño ábside de herradura. El altar, por la limitación espacial, tendrá que estar necesariamente adosado al ábside. La pieza horizontal todavía se conserva en las inmediaciones de la capilla con su frontis oculto. Se trataba de un tablero de altar granítico, de forma rectangular con decoración de seis bolas bajo un listel en su faz de poniente. Ambos elementos decorativos estaban enmarcados entre dos molduras perimetrales que rodeaba el filo de la pieza.
Descripción exterior
Hecho de grandes sillares graníticos, asentados a soga y hueso las cuatro primeras hiladas y el resto a soga y tizón, sin mortero, de diferentes dimensiones, reservando para las esquinas las piezas de mayor tamaño el aparejo es de carácter visigótico. Tiene cornisa de modillones mozárabes y ventanillas con arquitos de herradura y derrame de saetera.
El ritmo escalonado de los tres bloques prismáticos pone especial énfasis en el cuerpo central, sobresaliendo en altura por encima del cubo del ábside (quien oculta al exterior su forma de herradura interna) y de la cámara rectangular del lado norte.
Los contrafuertes que se alzan en medio del crucero y hacia los pies de la nave no interrumpen no irrumpen apenas la claridad de esta arquitectura geométrica.
Las cubiertas con pendientes a dos o cuatro aguas, con voladizo la del cuerpo central que sostiene elegantes modillones, de tradición cordobesa, de ocho rollos con decoración de trisqueles y sencillas rosetas de seis pétalos alternativamente dispuestas en cada una de las caras de sus cilindros. La del ábside añade una cornisa latericia de dientes de sierra, se trata de un motivo de origen oriental.
La portada, con cierre adintelado, no quiere romper la armonía, si bien tuvo un pequeño tejadillo protector sobre columnas que quizás fuera añadido pero que ya estaba en el siglo XVIII como demuestra la representación del coro, cubierta que desapareció hace pocos años.
Inscripción
Sobre la puerta descansa una inscripción en honor de Froila, escrita en grafía mozárabe en cinco líneas:
+AUCTOR HUIUS OPERIS TU DEUS ESSE CREDERIS: DELE PECCATA OMNIBUS TE CHRISTE HIC ORANTIBUSINSTAT PRESENS MEMORIA INDIGNO FAMULO FROILA: QUI OPTAT ET IN DOMINO TE CONIURAT, O BONE DILECTE QUI LEGIS, UT MEI PECCATORE MEMORIA HABEAS SACRA EX ORATIONE
Es decir:
Tú, oh, Dios, autor de esta obra eres creído. Tú, oh, Cristo, borra los pecados a los que aquí oran. La presente memoria recomienda a Froila, tu indigno siervo, el cual desea y en el Señor te conjura, oh bien amado que lees esto, para que hagas memoria de mí, pecador, en la oración sagrada.