Rosendo Menéndez Eiriz
Sin lugar a duda puede decirse que Celanova es consecuencia directa del paso por la historia de Galicia de la figura de Rosendo Menéndez Eiriz (San Rosendo), puesto que la villa actual nace y se desarrolla al calor del monasterio fundado por este personaje en el primer tercio del Siglo X.
Rosendo Menéndez nació el 26 de noviembre del año 907 en las inmediaciones de la ciudad de Oporto (actual municipio de Santo Tirso). Hijo de los condes Guiter Menéndez e Ilduara Eiriz, fue obispo de San Martiño de Mondoñedo, Iria (el preámbulo episcopal de Compostela) y Dumio (Braga), y promotor de la fundación de numerosos monasterios por todo el territorio del Noroeste peninsular, tomando como base los cenobios de Caaveiro y Celanova, el cual ordenó construir alrededor del año 936 en las tierras de Vilar (territorio Búbalo, bajo el monte Leboreiro, al lado del río Sorga); territorio que había heredado de sus padres y enriquecido inicialmente con la aportación de su hermano Froila.
Para dirigir la primera comunidad monacal eligió abad al rector de San Esteban de Ribas de Sil, Franquila, y a este mismo edificio decide retirarse en el año 944. Al poco tiempo, sin embargo, su pariente, el rey de León Ordoño II, lo llama de nuevo a la vida civil nombrándolo gobernador de Galicia, bajo cuya responsabilidad se ve abocado a hacer frente a las incursiones normandas que sufrió Galicia por el Norte en esa época.
En el año 974 retorna a Celanova, para morir en este lugar el día 1 de marzo del año 977, no sin antes haber dejado escritos sendos mensajes en su testamento: “Os dejo una casa maravillosamente construida”, y “mando recibir en este monasterio por siempre jamás a siervos y libres, a nobles y plebeyos de cualquier lugar que provengan…”. Mensaje de orgullo por lo bien hecho, en el primer caso, y mensaje de hospitalidad, en el segundo, que constituyen valores todavía vigentes hoy en día en el alma de los celanovenses.
Fallecido San Rosendo, el edificio se enfrenta a un largo periodo de fluctuación económica según la época que le tocó vivir, manteniéndose fiel a la regla benedictina pero independiente de la orden en su estructura de gestión.
Tanto su propia familia como reyes, nobles y particulares ayudaron a enriquecerlo con sus aportaciones y aquello que había comenzado siendo una humilde “Cella Nova”, llegó a ser centro de referencia para más de 50 monasterios, abadías y prioratos del Norte de España, y a ser considerado en alguna época el monasterio más rico de todo el territorio español. Por estas y otras muchas razones, San Rosendo fue canonizado a finales del Siglo XII.